HeLa Cells: clave de la inmortalidad. En 1951 Henrietta Lacks, una mujer afroamericana de 30 años con cinco hijos fue diagnosticada con cancer de cervix invasivo en el Johns Hopkins Hospital de Maryland, por su color de piel tuvo que recorrer 30 kms para ser atendida. Sin pedir su consentimiento una parte de las células cancerosas de su cérvix fueron almacenadas y sometidas a medios de cultivo para obtener una línea celular experimental de proliferación rápida por los citogenetistas TeLinde, George Gey y Margaret Gey, quienes por años habían tratado de cultivar células humanas artificialmente. Meses después Henrietta fallece sin estar enterada que experimentaban con sus células. Posteriormente se notó que las células de Henrietta Lacks (HeLa) doblaban su número en 24 horas y se amontaban en cientos. Extrañamente las células HeLa sobrepasaban el límite de Hayflick, que es el número límite de divisiones de las células humanas debido a ciertas alteraciones genéticas como hiperactividad de la enzima que se encarga de cuidar los extremos de los cromosomas (telomerasa), 82 cromosomas en vez de 46 e hiperactividad de oncogenes como MYC en las tres copias anormales del cromosoma 8 que tienen las HeLa. Dada la efectividad de su proliferación los citogenetistas se encargaron de enviar las células a diferentes laboratorios del mundo para ser usadas en todo tipo de experimentos como la vacuna Salk de la poliomielitis, virus del HIV y VPH, medicamentos utilizados en quimioterapia, anticuerpos monoclonales, exposición de tejidos humanos a nanomaterial, genómica, etc. Actualmente las células Hela se pueden congelar, clonar, exponer a rayos gamma, injertar con DNA de otras especies y se mandan al espacio sin ningún problema, se han publicado más de 70,000 artículos científicos al respecto y se han otorgado 2 premios nobel usando HeLa. Para inicios del s.XXI los experimentos habían salvado a millones de personas y habían sacado adelante compañías millonarias de biotecnología como Invitrogen. Mientras tanto, los 5 hijos de Henrietta Lacks seguían viviendo en Baltimore, en pobreza, sin seguro médico y sin saber que las células de su madre aún vivían. Una de sus hijas Deborah, pudo observar por primera vez las células de su madre en un microscopio 50 años despues de su fallecimiento en Johns Hopkins Hospital y susurro “son hermosas”. Actualmente la familia Lacks se encuentra en procesos legales para reclamar algo del legado iniciado por su madre.
Dr. Borys Cornejo-Moreno
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